La Ideología por Encima de la Cordura

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Cuando la ideología se coloca por encima de la cordura, los intereses personales y los egos eclipsan el verdadero significado…

Claudia Sinning

26 enero, 2025

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Cuando la ideología se coloca por encima de la cordura, los intereses personales y los egos eclipsan el verdadero significado del Estado-Nación. Este desequilibrio nos lleva a situaciones dolorosas y desconcertantes, como el reciente rechazo de Colombia a recibir a connacionales deportados desde los Estados Unidos. Una decisión que, lejos de dignificar a nuestro país, genera un doble maltrato a quienes ya enfrentan una realidad amarga.

Es innegable que la deportación masiva de colombianos debido a su estatus migratorio irregular en Estados Unidos es una medida que hiere profundamente la dignidad humana, pero aún más incomprensible es que nuestra propia tierra, su Patria, les cierre las puertas. Este acto, más que un mensaje de soberanía se percibe como un gesto de arrogancia, una herida adicional para aquellos compatriotas que alguna vez dejaron todo en busca de un futuro mejor, ese futuro que lamentablemente no encontraron en casa.

Es difícil imaginar el dolor y la impotencia de quienes se ven rechazados no solo por un país extranjero, sino por su propio hogar. El rechazo de su nación, que debería ser su refugio y su fortaleza, los deja a la deriva en un limbo que despoja aún más su dignidad.

En el marco del derecho internacional, las notas diplomáticas y las notas verbales establecidas por la Convención de Viena de 1961 han sido herramientas fundamentales para resolver tensiones y fortalecer las relaciones entre los Estados. No obstante, pareciera que estas tradiciones han sido desplazadas por el ruido efímero de los mensajes en redes sociales, particularmente en plataformas como X (antiguamente Twitter).

Es preocupante ver cómo se han perdido las “formas”, esos protocolos que alguna vez representaron el respeto y el entendimiento en las relaciones bilaterales, especialmente entre Colombia y Estados Unidos. Este último históricamente un aliado clave en la lucha contra flagelos como el narcotráfico, que tanto daño ha causado a nuestra Nación. Hoy, con tristeza, parece que poco queda de esas “formas” (diplomacia) que asimilé durante mi paso de 18 años como funcionaria en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Ahora, estamos expectantes a cómo la nueva Canciller enfrentará esta tensión en la relación diplomática con los Estados Unidos. Es momento de volver a la cordura, la humanidad y el respeto por nuestros compatriotas, porqué solo con sabiduría podremos reconstruir los lazos y ofrecer a nuestros connacionales el respaldo que siempre merecen de su tierra natal.

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